ESTE BLOG ES UN CUENTO, PERO NO DE HADAS.
Para muchos, el tema de Alicia en el País de las Maravillas, está lleno de alusiones satíricas y políticas. No más lejos de nuestra intención hacer esto, sino que SÓLO QUEREMOS MOSTRARNOS EN EL ESPEJO, y por qué no, pensar que del otro lado, las cosas pasan como deberían pasar. Quizás así, al ver nuestro reflejo, no seamos capaces de seguir mirando, y ACTUEMOS.
Para muchos, el tema de Alicia en el País de las Maravillas, está lleno de alusiones satíricas y políticas. No más lejos de nuestra intención hacer esto, sino que SÓLO QUEREMOS MOSTRARNOS EN EL ESPEJO, y por qué no, pensar que del otro lado, las cosas pasan como deberían pasar. Quizás así, al ver nuestro reflejo, no seamos capaces de seguir mirando, y ACTUEMOS.
Estas palabras que siguen, no propias, sino apropiadas, quieren ser la guía de pensamiento de este blog. Son solamente razones poéticas, de estima, de identidad, de justicia. Poca cosa.
MIENTRAS SE PIDA CULTURA, NO PUEDE DESTRUIRSE CULTURA.
Chantal Maillard
Yo soy de los que llorarían (Artículo de opinión en defensa de los Baños del Carmen)
Me gustaría poder felicitarnos. Me gustaría poder pensar que en Málaga somos de verdad "ciudadanos", es decir, personas que no sólo se sienten pertenecer a una ciudad, sino que también entienden que esa ciudad les pertenece al modo en que nos pertenecen los seres y las cosas que amamos, sintiéndonos responsables de ellos.
Pero algo nos ha quedado, sin duda, en el Sur, del viejo servilismo, del espíritu sumiso y resignado de quienes entendían que ellos nada tenían que ver con quienes les sometían y gobernaban. El cacique, ahora, es el político, o así queremos que sea porque es más cómodo. Delegamos nuestra responsabilidad con el voto o el silencio. El mundo lo hacen otros, y a la pregunta por aquello que queremos habitar no respondemos, no somos responsables. Culpamos al "Sistema", eso sí, una de esas grandes palabras bajo las que escondemos la desidia.
Pero algo nos ha quedado, sin duda, en el Sur, del viejo servilismo, del espíritu sumiso y resignado de quienes entendían que ellos nada tenían que ver con quienes les sometían y gobernaban. El cacique, ahora, es el político, o así queremos que sea porque es más cómodo. Delegamos nuestra responsabilidad con el voto o el silencio. El mundo lo hacen otros, y a la pregunta por aquello que queremos habitar no respondemos, no somos responsables. Culpamos al "Sistema", eso sí, una de esas grandes palabras bajo las que escondemos la desidia.
Pero resulta que el político, el polités: el ciudadano somos nosotros, y quienes nos gobiernan lo harían con más cuidado, con más tiento y esmero si se lo recordásemos alguna vez.
[...]
Y también soy de aquellos que al mirar la extensión de rocas pequeñas entre las que el mar juega y que es el refugio de cangrejos y otros animales secretos recuerdan cómo eran, hace mucho tiempo, las playas de nuestras costas, cuando aún las grandes estrellas de mar venían a morir en sus orillas. No quiero creer que queramos y consintamos que el único trocito de playa genuino que nos queda se convierta en otra piscina más, de esas a las que generosamente llamamos "calitas".
[...] "recuperar un espacio que forma parte de la memoria colectiva". ¿Qué se entiende por "recuperar"? "Rescatar", "redimir", "reconquistar", "salvar", "liberar" son los sinónimos prescritos por el diccionario. No eran otros los empleados por colonizadores y conquistadores para legitimar sus salvajismos. ¿En nombre de qué han de redimirse los Baños del Carmen? ¿De qué -¡o de quiénes!- se supone hay que salvarlos? El "espacio público" que nos presentan es un parque con palmeras (¡más palmeras!), con kioscos y accesos pavimentados para el acceso de vehículos de abastecimiento, abierto de par en par, a la vista, esa visibilidad que fue uno de los grandes principios de los arquitectos que diseñaron las ciudades fascistas: todo abierto, sin trabas, sin obstáculos, para que el enemigo (el enemigo siempre somos nosotros) no pudiese ocultarse.
Ordenar, higienizar: suprimir (¿cuántos eucaliptos serán "desarraigados" para hacerle sitio al jardín mediterráneo?) para controlar era la norma, a la que se suma ahora, acorde con la economía de mercado, la de diseñar conforme a los fines prácticos. El valor de lo recóndito, de lo natural, que tan bien se conocía antiguamente en Japón, el valor de lo que no es económicamente rentable pero que nos acoge no es apreciable en nuestra sociedad. Tampoco lo que envejece.
Todo lo viejo ha de reemplazarse, aunque siga cumpliendo su función.
Tal es el miedo que le tenemos a los síntomas de la desaparición, cualquiera que éstos sean. Los ancianos, confinados; todo lo viejo, lo agrietado, lo que naturalmente se inclina o pierde su tranquilizadora simetría, renovado.
[...] Y cuando todos los lugares se parezcan, cuando todo nuestro entorno sea el resultado de la clonación de una postal exótica, ¿qué tendrá Málaga de especial? ¿Qué cantarán sus poetas?
Pero han de perdonarme: estoy hablando por todos, dando por hecho que a todos los malagueños les importa que los Baños del Carmen sigan conservando su espíritu. Es cierto, puede que muchos prefieran tener un chiringuito más, y si tiene columnas, por Dios que no estén rotas, y que esté todo limpio, solado y sin tierra, para que el niño no se ensucie. Ah, y que no se olviden del letrero que nos oriente o nos advierta que ésta es una "Playa natural"
Pero sabéis al igual que yo que no sólo las personas hacen los lugares, que también los lugares hacen a las personas, y que si ofrecemos lugares especiales, lugares de verdad, no parques temáticos, ni espacios de diseño refractarios donde nunca habitará el espíritu del mundo, ofreceremos también la posibilidad de que entre todos seamos personas de verdad y no un público anónimo afecto a escenarios de postal veraniega y al consumo de todo cuanto, porque deja insatisfecho, responde a la estrategia del Mercado.
Pero sabéis al igual que yo que no sólo las personas hacen los lugares, que también los lugares hacen a las personas, y que si ofrecemos lugares especiales, lugares de verdad, no parques temáticos, ni espacios de diseño refractarios donde nunca habitará el espíritu del mundo, ofreceremos también la posibilidad de que entre todos seamos personas de verdad y no un público anónimo afecto a escenarios de postal veraniega y al consumo de todo cuanto, porque deja insatisfecho, responde a la estrategia del Mercado.
CHANTAL MAILLARD
Texto completo en La Opinión de Málaga
Trabajos de Chantal Maillard
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