CENTRO CULTURAL SILO DE MÁLAGA

"El Centro Cultural Silo en el puerto de Málaga, abre sus puertas con una exposición fotográfica retrospectiva de todo el Patrimonio Industrial malagueño restaurado y recuperado para el uso ciudadano de una Málaga Cultural 2016 pionera en esta recuperación, junto con otras ciudades como: San Lucar la Mayor, Madrid, el Barrio de Hortaleza, o el Silo de Alhama de Granada".




Pero, las noticias no son halagüeñas: se nos vendió, como siempre cultura, y  que se nos va a quedar en comercio ... ¿TODA ESTA PÉRDIDA, PARA ESTO?




EL PAÍS, El plan del puerto de Málaga se enreda por el proyecto de un hipermercado. Una concesionaria alcanzó un acuerdo con Carrefour para que se instal. DIEGO NARVÁEZ - Málaga - 10/05/2010

 


 INFRAESTRUCTURAS | Jornadas de apoyo al comercio. Comerciantes de La Malagueta justifican el supermercado del puerto de Málaga.Marta Sader | Málaga. Actualizado jueves 06/05/2010 13:53 horas



Noticias muy recientes sobre otros Silos que han corrido mejor suerte:






Delegación de autoridades.
Pascual Collado; el concejal de Fomento, Fernando Gómez, y el arquitecto municipal, Juan Luis Callejo, han recibido a una delegación de autoridades de la provincia de Sevilla interesadas en conocer el proceso de puesta en valor del antiguo silo de cereales de Jimena, un edificio que se está convirtiendo en un espacio cultural, etnográfico y turístico.
En el encuentro han participado, además, el delegado provincial de la Consejería de Agricultura en Sevilla, Francisco Gallardo, así como el alcalde del municipio de Sanlúcar la Mayor, Raúl Castilla. Se da la circunstancia de que esta población cuenta con unas instalaciones similares a las jimenatas, que llevan años en desuso y a las que se les pretende dar un nuevo uso.
los trabajos. El arquitecto municipal ha mostrado a los presentes los trabajos efectuados hasta la fecha en las infraestructuras del antiguo silo para acondicionar las mismas de cara a su uso como oficina de información turística y sala de muestras de aspectos relacionados con la historia, el Parque Natural Los Alcornoclaes y las labores agrícolas. Estas han consistido básicamente en la creación de difentes alturas en la planta central del silo, respetando la fisonomía industrial del mismo así como los elementos de conducción de los cereales que todavía se conservan.
El antiguo silo será la puerta de entrada para las personas que visitan la población, a las que se ofrecerá información sobre actividades, visitas y alojamientos. Al mismo tiempo, el recinto contará con una plaza anexa desde donde partirían las excursiones o visitas guiadas que se pudieran organizar.
Por lo que respecta al interior, el alcalde de Jimena informó que se está a la espera de que se finalicen los últimos retoques de la instalación eléctrica para comenzar con la dotación de mobiliario.
Noticias cedidas por: Logo Area
Autor: C.S.



jueves 29 de abril de 2010

El municipio sevillano de Sanlúcar la Mayor se interesa por el proyecto de rehabilitación del antiguo silo de cereales de Jimena

Nota de prensa del Ayuntamiento de Jimena.
El alcalde de Jimena, Pascual Collado; el concejal de Fomento, Fernando Gómez, y el arquitecto municipal, Juan Luis Callejo, han recibido a una delegación de autoridades de la provincia de Sevilla interesadas en conocer el proceso de puesta en valor del antiguo silo de cereales de Jimena, un edificio que se está convirtiendo en un espacio cultural, etnográfico y turístico.
En el encuentro han participado, además, el delegado provincial de la Consejería de Agricultura en Sevilla, Francisco Gallardo, así como el alcalde del municipio de Sanlúcar la Mayor, Raúl Castilla. Se da la circunstancia de que esta población cuenta con unas instalaciones similares a las jimenatas, que llevan años en desuso y a las que se les pretende dar un nuevo uso.
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El arquitecto municipal ha mostrado a los presentes los trabajos efectuados hasta la fecha en las infraestructuras del antiguo silo para acondicionar las mismas de cara a su uso como oficina de información turística y sala de muestras de aspectos relacionados con la historia, el Parque Natural Los Alcornoclaes y las labores agrícolas.

Estas han consistido básicamente en la creación de difentes alturas en la planta central del silo, respetando la fisonomía industrial del mismo así como los elementos de conducción de los cereales que todavía se conservan.

En un futuro, el antiguo silo será la puerta de entrada para las personas que visitan la población, a las que se ofrecerá información sobre actividades, visitas y alojamientos. Al mismo tiempo, el recinto contará con una plaza anexa desde donde partirían las excursiones o visitas guiadas que se pudieran organizar.

Por lo que respecta al interior, el alcalde de Jimena informó que se está a la espera de que se finalicen los últimos retoques de la instalación eléctrica para comenzar con la dotación de mobiliario.










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El otro día me acerqué al casco histórico para charlar con un amigo que conoce bien la Huerta de la Salud, pues quería escribir algo sobre la última época de la finca, y me faltaban algunos datos. La verdad es que no conseguí gran cosa, como ya me imaginaba, sobre todo en lo que se refiere a uno de sus últimos propietarios, Don Pedro Tobar, pues siempre se encuentra un cierto misterio cuando se trata de este personaje.

Por entonces se publicó en los periódicos la noticia de la aparición, en perfecto estado, de una película de los comienzos de la II República Española. No perdí tiempo y busque el video en Internet.

Es un documento impresionante con una extraordinaria calidad de imagen y sonido. Andaba yo pensando en la frescura que destilaba el reportaje a pesar de los años y en como aquellos personajes históricos volvían a la vida por la magia del cine, cuando de repente, apareció él, el mismísimo don Pedro Tobar, con sus largas barbas. Ahí estaba levantando acta de la cesión de la Casa de Campo al pueblo de Madrid el 6 de mayo de 1931, entre el ministro de hacienda Don Indalecio Prieto y el alcalde Don Pedro Rico. Ceremonioso y con cierto nerviosismo, Tobar inicia el aplauso a los discursos de los políticos. ¡Vaya papelón!, él, que había donado 25 pesetas para un monumento a Alfonso XIII, rodeado de tan altas autoridades de la República.
El caso, es que “la aparición” me ha animado a escribiros este pequeño texto sobre el “duque de Tobar” ( como le llamaban en Hortaleza) y su gran proyecto.

Fue abogado y decano del Colegio de Notarios de Madrid, refundador de la antigua quinta de la Huerta de la Salud, que adquirió, junto con las tierras que de ella dependían, en 1894.
Esta abultada hacienda fue acrecentándose de manera sistemática a lo largo de los años, unas veces mediante la compra de tierras, otras veces las propiedades se adquirían como la garantía de pago de préstamos que él mismo concedía a agricultores, que finalmente no podían satisfacer su deuda, y otras aplicando sus conocimientos de las leyes, como así fue en el famoso pleito que ganó en el juzgado de Colmenar Viejo (sentencia del 10 de septiembre de 1925), contra el Ayuntamiento de la villa de Hortaleza, por el cual, el Arroyo Valdebebas y su entorno paso a ser de su propiedad.

La cuestión es que, de una u otra forma, reunió una inmensa extensión de terreno para alimentar su gran proyecto, la que fue una de las industrias agropecuarias más avanzadas de su tiempo, donde se aplicaban las últimas tecnologías tanto en sistemas de producción como en maquinaria agrícola, y en la que trabajaban, en diferentes oficios, numerosas familias.


El corazón de esta industria que, según las estaciones del año, llegaba a tener una actividad febril, se encontraba en una de las propiedades que pertenecieron al Duque de Frías, la Huerta de la Salud. Allí alrededor de la vivienda familiar se fue edificando, en el primer cuarto del siglo XX, un gran complejo, en el que podíamos encontrar: almacenes de todo tipo, graneros, un silo, caballerizas y cuadras, una gran alberca, abrevaderos para el ganado, norias de abundante agua, viviendas para los empleados, etc... También, fuera del recinto, esparcidos por el término, se contaban algunas construcciones para la guarda del ganado y el almacenamiento de aperos de labranza.
Pero entre todos los edificios que mando construir el que mas destacaba era el conocido como “mirador”, una altísima torre palomar donde según dicen, se guarecían las palomas de los contornos y hasta de la Plaza de Cibeles. Esta magnifica torre que marcó el perfil del pueblo durante casi todo el siglo XX, se divisaba desde muchos kilómetros a la redonda y desde lo alto Tobar, además de vigilar sus propiedades, se entretenía divisando el torreón de unas casas que poseía en la Puerta del Sol.

Tanto los innovadores métodos constructivos que se aplicaron, a base de hierro y hormigón, como la concepción estética de los edificios, hacían que hortaleza pudiera presumir de tener en su trama urbana un conjunto situado a la vanguardia arquitectónica de esos años.


Por desgracia el "Plan Especial de Protección y Conservación de Edificios Histórico-Artísticos de la villa de Madrid", ya en democracia, no salvó estas edificaciones que daban carácter al casco histórico, obra de este terrateniente,que fue figura omnipresente en la Hortaleza de finales del XIX y principios del XX.

Fuentes: Madrid (Hortaleza-Vicalvaro) / Teresa Perez Higuera. Historia de Hortaleza /Francisco Javier Pastor Muñoz.









 Para saber más: 
Historias Matritenses - 






PATRIMONIO INDUSTRIAL EN PELIGRO: EL SILO DE CEREALES DEL PUERTO DE MÁLAGA (I)


Francisco José Rodríguez Marín. Profesor titular de Historia del Arte. UMA.








La denominación, universalmente aceptada, de tríada mediterránea, viene a reconocer el papel esencial que el vino, el pan y el aceite desempeñaron en la alimentación del hombre desde la más remota antigüedad. Nada tiene de extraño que el cultivo y transformación de estos productos haya dejado tras de sí una estela material, que en el caso del trigo, el más común de los cereales panificables, nos ha aportado vasijas cerámicas y las cavidades excavadas en la roca de la época prehistórica o los siri, putei y dolia de época romana.
Todas estas modalidades debían cumplir el requisito de ser herméticos, pues la ausencia de aire era una garantía para que no proliferasen hongos, el temible gorgojo o los roedores. De su estanqueidad y el sistema de cierre (sellado con arcilla, generalmente) dependía la ausencia de humedad, su otro gran enemigo.
Durante el periodo musulmán esta función de almacenaje pasó a unos edificios con función específica de almacenaje, las alhóndigas, y tras el paso a la cultura cristiana, a las cillas, tercias y pósitos, éstos últimos exclusivos para cereales y cuya distinta denominación obedece, únicamente, a la titularidad de su propiedad.
Esta necesidad de almacenar grandes cantidades de grano se incrementó ante las grandes carestías que sucedieron en España al término de la Guerra Civil y el consiguiente incremento de la especulación sobre este producto básico. Para tratar de evitar este efecto se creó en 1937 el Servicio Nacional del Trigo. Su cometido quedaba regulado por un Decreto-ley de Ordenación Triguera que, no obstante, no logró erradicar el mercado negro conocido como estraperlo 1.


 1. Los silos contemporáneos.
Un primer acercamiento al silo como tipología arquitectónica nos aportará las características más evidentes: sus considerables proporciones y aire catedralicio que incrementan su impacto en el paisaje urbano o rural. Por lo general, almacenan el cereal a granel y su gran altura se explica más por reglas de la física que por economizar suelo. En su interior se almacena el grano en celdas de muy variadas formas (cuadradas, circulares, poligonales, rectangulares...), dispuestas en filas o en retícula. El desplazamiento vertical, desde una celda a la inferior se produce por gravedad, mientras que el desplazamiento horizontal requiere de instalaciones mecánicas (tornillo de Arquímedes, transportadores por correa o cadena).
 El ascenso del grano hasta el piso superior se realiza con la ayuda de elevadores de cangilones o instalaciones neumáticas que aspiran el grano, mientras que el descenso hasta un nivel inferior no situado en la vertical requiere de la participación de distribuidores pendulares. Los dispositivos de limpieza del grano (generalmente dispuestos en la planta inferior), el control de temperaturas, de llenado de las celdas, etc., nos da una idea de la complejidad técnica del interior de un silo 2, por lo general no perceptible desde el exterior.
 Además de presentar formas diversas, las celdas pueden ser de vaciado inferior centrado o excéntrico, construidas de hormigón armado, pretensado o postensado, de chapa metálica, lisas o reforzadas con perfiles. Cada grano supone un distinto comportamiento (denominado talud natural de la materia) e intensidad de empuje, pero como el uso de un silo puede variar a lo largo de su vida o servir para diferentes productos, suele calcularse para respecto a un nivel máximo, para mantenerlo siempre dentro de las cotas de seguridad 3.
 Las exigencias tecnológicas de un silo no acaban en lo expuesto hasta ahora, sino que determinan la forma y dimensiones de las celdas de almacenamiento. Éstas se ven sometidas a una presión vertical sobre el fondo y otra tangencial sobre las paredes, que a su vez ocasionan el rozamiento de la materia con ellas. Cuando la altura del grano dentro de la celda es muy considerable la fuerza equilibrada del rozamiento es tal que la presión vertical apenas varía, de ahí que interesen las alturas considerables.
 Pero estos cálculos, válidos para el grano en reposo, varían sustancialmente cuando se produce el vaciado. La apertura de una pequeña abertura inferior provoca el movimiento de la práctica totalidad de la masa de cereal, que se moviliza a muy distintas velocidades: intensa sobre la vertical de la abertura, y en velocidad proporcionalmente decreciente conforme se aleja de ésta y se aproxima a las paredes, donde el rozamiento contribuye a ralentizar el descenso del grano. Este desequilibrio se produce en el momento más delicado del proceso de almacenamiento y puede resultar peligroso. La colocación de una chimenea de depresión (un tubo cilíndrico perforado situado en el centro y sobre la vertical), permite que cuando se alcanza una determinada altura el grano en contacto con la columna comienza a introducirse por los agujeros y a descender, mientras que el resto de la masa permanece inmóvil, permitiendo que la evacuación sea más uniforme y se sitúe dentro de los márgenes de seguridad. El vacío creado en la zona superior también podría crear problemas, por lo que unos conductos horizontales que intercomunican a las celdas permiten que el aire se redistribuya con rapidez.
 Otra precaución importante tiene lugar ya durante el periodo de almacenamiento, pues la humedad que contiene el grano en su interior escapa y se acumula en los huecos. Si el grado de humedad alcanza el punto de saturación y se condensa, da lugar a un proceso de fermentación con la consiguiente elevación de temperatura, lo que acelerará la pérdida de agua, iniciando un proceso cuya velocidad aumenta de forma progresiva. La medida adoptada para evitar este proceso es el refresco de la masa, bien mediante la inyección de corrientes de aire, o, más frecuentemente, trasvasando el grano de una celda a otra. El cereal, lejos de permanecer estático durante su tiempo de ensilado, se mantiene en movimiento, dependiendo de sus características, de ahí que los dispositivos técnicos sean tan importantes en un silo, que con propiedad puede calificarse como un edificio-máquina 4.

2. El silo del puerto de Málaga: actuaciones previas.
La decisión de construir un silo para cereales en Málaga no fue gratuita ni aleatoria, sino que el Servicio Nacional del Trigo acometió un estudio estadístico previo sobre el tráfico de la mercancía a partir de 1938, pues los datos anteriores se habían perdido durante la Guerra. La construcción de silos en estas circunstancias no puede separarse del clima postbélico y de los reiterados intentos de la administración por regularizar el mercado de un producto alimenticio tan esencial como era el pan. Un puntal esencial de esta política fue la creación de la Red Nacional5 importadas. Una Orden Ministerial de 26 de julio de 1946 ordenó la construcción del silo de Málaga.
 La memoria incluida en el proyecto 6 que se redactó justificaba su construcción por el ahorro de la mano de obra que permitiría la mecanización del proceso, que así podría emplearse en otros fines necesarios, así como en la disminución del número de días de estancia de los buques en el puerto de Málaga (mejorando la situación del transporte) y en la posibilidad de tratar y desinfectar al grano.
 El proceso constructivo resultó dificultoso desde sus inicios, y las diferentes soluciones técnicas que se arbitraron constituyen aspectos que contribuyen a revalorizar al actual edificio del silo. En febrero de 1947 se comunicó a la Junta de Obras del Puerto el inicio de una campaña de sondeos para determinar la idoneidad del subsuelo, con arreglo al sistema constructivo elegido de realización del pilotaje in situ. La Compañía Cimentaciones Especiales S.A. fue la elegida para efectuar el estudio técnico, para el cual el ingeniero José Inzenga elaboró un presupuesto adicional de 437.461'01 ptas.7
 Buscando la mayor profundidad para los buques de gran calado, se eligió inicialmente el muelle transversal del Oeste, pero los sondeos que buscaban la roca firme revelaron que el subsuelo estaba constituido por bloques de escollera asentados sobre arenas fangosas, y éstas a su vez sobre una capa de fango fluido de espesor indeterminado, pues a los 27 m. de profundidad los tubos de sondeo provocaron hundimientos que se acusaron en la superficie del muelle. La existencia del antiguo dique portuario, posteriormente englobado por la ampliación, supuso una dificultad añadida.
 El siguiente sondeo se realizó en el muelle nº. 1 (el de Levante), pero el buzamiento de la roca firme era tan pronunciado que tan sólo una pequeña parte del silo habría obtenido una cimentación firme, mientras que el resto del pilotaje tendría que haber profundizado en demasía hasta topar con el subsuelo rocoso.
El sondeo en el muelle nº. 4, situado cerca de la antigua desembocadura del río Guadalmedina, reveló que el suelo era el resultado del relleno con aluviones aportados por las crecidas, descartando su idoneidad el fin que se perseguía.
 La única alternativa viable se hallaba en el muelle nº. 2, el más cercano a la ciudad y dispuesto en forma paralela al Parque. Los inconvenientes que presentaba, el impacto paisajístico y la dificultad de maniobrabilidad para los buques, se aceptaron como males menores, por lo que se decidió este emplazamiento como el único posible.

3. El silo del puerto de Málaga: el proyecto.
 Las características técnicas y constructivas del silo de Málaga pueden conocerse a través del proyecto, redactado por el ingeniero Carlos Ynzenga Caramanzana con la colaboración del ingeniero agrónomo José Real Crespo y el arquitecto Ignacio Fiter Clavé. El presupuesto total de las obras ascendía a 21.335.734'27 ptas.
 El edificio lo integran dos cuerpos o naves de diferente longitud y altura que se entrecruzan, quedando dividida la nave longitudinal en dos mitades simétricas, destinadas cada una de ellas a acoger 28 celdas, haciendo un total de 56. Cada celda tiene capacidad para acoger 300 Tm. y se construyeron de ladrillo cerámico armado en hiladas horizontales con refuerzo de hormigón armado en los ángulos. Estas paredes son soportadas por las tolvas, realizadas también en hormigón armado y cuyos encuentros constituyen vigas de 90 ctms. de sección trapezoidal que descansan sobre pilares, también de hormigón. Los muros de fachada son de ladrillo cerámico hueco.
 Por encima de las celdas (cota +20'30) se dispone una planta diáfana en la que sobresalen los pilares de hormigón armado que sustentan la cubierta, más una entreplanta (cota +24´70) donde se instalan los transportadores que efectúan la distribución del grano hacia las celdas. Las cubiertas exteriores, a dos aguas, son de teja curva.
 Cada uno de los dos cuerpos laterales o naves tiene unas dimensiones de 35 x 20 m. Los pilares sustentan una placa de 90 ctms. de espesor, realizada en hormigón armado, de la que penden las tolvas, que constituyen en realidad una retícula de vigas de sección trapezoidal. En la base, cada tolva dispone de una abertura de 30 x 30 ctms. El interior de las tolvas va enlucido y bruñido para minimizar la resistencia al deslizamiento del grano y evitar la formación de bóvedas naturales dentro de la masa de grano, lo que podría suponer la creación de esfuerzos importantes. En la parte superior, unas aberturas de 30 x 30 ctms. intercomunican a las tolvas evitando efectos de depresión o comprensión del aire en su interior. En el cierre de las celdas se deja una abertura protegida con rejilla y tapa, que además de para su llenado permite la inspección y el descenso de un hombre para efectuar labores de limpieza.

Especial importancia tiene la denominada torre de máquinas, en disposición vertical en el centro del silo, y en la que se alojan la mayoría de las instalaciones y accesorios, el hueco del ascensor y la escalera. En la cota superior se alojan los ciclones colectores de polvo, cerrados de forma que permite la salida del aire pero no del polvo, siendo vaciados de forma periódica.
 De su exterior merece la pena destacar su estética, pues el edificio trasciende de la mera funcionalidad. La nave transversal, que supera a la otra en altura, muestra su fachada horadada con múltiples ventanales de iluminación -en contraste con el carácter más macizo de la nave longitudinal-, en los que se advierte un determinado ritmo compositivo. Uno de los tramos presenta una sucesión de tres ventanales rectangulares alargados a los que se superponen otros tantos de medio punto, fórmula que recuerda en su rítmica formulación a los de la cercana catedral, situada detrás y visible desde una perspectiva frontal, y con la que parece mantener un diálogo. Este es un factor que nos permite rechazar la idea de que el silo sea un inmueble descuidado en su diseño. Dos poderosos pináculos rematan este cuerpo, que visualmente adquiere la misma función que la torre en muchos edificios monumentales.
 Las fachadas mayores de la nave longitudinal muestran una sucesión de grandes arcadas ciegas enmarcadas por un alfiz, solución ornamental muy similar a la del silo de la ciudad de Amberes, en el que -según tradición oral-, se inspiró el redactor del proyecto malagueño. La disposición escalonada de las cubiertas, nuevos pináculos en los frentes de fachada y balcones en la parte superior, siguen cumpliendo su papel de establecer referencias a otras tipologías arquitectónicas. En el nivel inferior, la cornisa que a modo de visera circunda el edificio para proteger la carga y descarga de vagones de ferrocarril, constituye un guiño a la modernidad en un edificio enmarcable dentro de la estética de la Autarquía.

4. El silo del puerto de Málaga: la técnica.
En el proyecto constructivo se preveía para el silo un rendimiento de 200 Tm/hora para la descarga de barcos de gran tonelaje, 100 para la entiba y trasvase de barcos de cabotaje, 60 para la expedición por ferrocarril y camiones a granel y 100 para la recepción a granel.
El funcionamiento general de los silos se concreta en el de Málaga en las instalaciones mecánicas que se contrataron con la casa Henry Simón Ltd., integradas, entre otros dispositivos, por dos instalaciones neumáticas gemelas, con bomba de succión Reform 184, de eje vertical de doble efecto con émbolo de gran diámetro y recorrido corto. El grano absorbido hasta la planta sótano -situada bajo el nivel del mar-, es enviado a través de unos receptores herméticos que regularizan la entrada de grano a unas tolvas oscilantes que facilitan la caída del grano de modo continuo en una tolva abierta, pasando desde ésta a los elevadores, ya sin presión neumática.
 Desde las tolvas, el grano cae por gravedad a dos elevadores de recepción del tipo noria de gran velocidad, con un rendimiento de 100 Tm/hora cada uno. Desde aquí pasa a la báscula y después a dos separadores tipo Scalperator que eliminan las impurezas por centrifugación del grano. Desde aquí, los elevadores conducen el grano, ya limpio, hasta la cota superior de la torre central de máquinas, desde donde, a través de los distribuidores pendulares, se vierte el grano a los transportadores horizontales, que lo conduce hasta la tolva elegida. Los transportadores horizontales son del tipo de eslabones o cadena, que actúan por principio de fricción. Su rendimiento es también de 100 Tm/hora cada uno de ellos. Los transportadores están unidos a unos tubos telescópicos, fijos por el lado del transportador, y montados en su otro extremo sobre un carretón que facilita su movilidad hasta la boca de las tolvas.
 Las tres celdas inmediatas a la torre estaba previsto que dispusiesen de un tupo para inyectar gas y fumigar el grano. Ante la necesidad de refrescar la masa de cereal se conduce ésta nuevamente hasta el sótano, desde donde los elevadores vuelven a ascenderla para su reensilamiento, permitiendo que descienda su temperatura durante el trayecto gracias a que se airea.
 Un sistema combinado de cintas sin fin permitía la entrada o salida de grano desde o hacia vehículos a motor o vagones de ferrocarril, cuyas vías discurren de forma paralela a las fachadas principales del edificio. Una estación de transformación de 350 kw. y un sistema de teléfono interior, completaban el conjunto de instalaciones técnicas previstas.

5. Proceso constructivo y soluciones técnicas.
 En el entendimiento del proceso constructivo del silo, las dificultades que se presentaron y las soluciones arbitradas, no puede ignorarse la historia del solar sobre el que se asienta. No sólo el muelle nº. 2, sino la extensa franja del Parque malagueño, constituyen un terreno ganado al mar, fruto del relleno durante la segunda mitad del siglo XIX del denominado muelle viejo o boquete del muelle con material de acarreo, procedente, en gran parte, de la demolición de la muralla baja de la Alcazaba. El terreno no necesario para la construcción del muelle, denominado también de Cánovas, fue cedido -por intercesión del político malagueño-, a la ciudad, que plantó sobre éste el célebre Parque.
El espesor del material de acarreo, inconsistente, es de 5 m. bajo la rasante del muelle, asentado sobre arenas finas bastante limpias, que descansan a su vez sobre fangos, encontrándose la roca en la capa inferior, a una profundidad que oscila entre los 4 y los 12 m. No obstante, la capa superficial de la roca se halla casi totalmente descompuesta, por lo que para encontrar roca firme es necesario descender hasta los 10 m. en todos los casos. Estas circunstancias singulares imposibilitaban que la carga prevista, de 2'20 kg/cm2., se asentase sobre una cimentación convencional de placa continua o zapatas.
 La construcción del sótano obligaba a situar la losa del mismo a una cota 2 m. por debajo del nivel del mar, surgiendo el peligro de las filtraciones de agua marina. Para solventar este problema se dispuso que los pilares de la estructura del edificio apoyasen sobre pilotes moldeados in situ, unidos mediante una zapata. Para su armadura se incrustaba un cajón sin fondo que se excavaba en su totalidad, y una vez montada la misma se rellenaba de hormigón armado en su totalidad. El mortero incluía cemento puzzolánico al que se añadió un impermeabilizante. En el punto central del edificio, donde se aloja la torre de máquinas, la cota desciende hasta -4'65, que en el caso de la tolva de recepción bajaba hasta -4'88. Esta circunstancia, y la relativa cercanía del mar (12 m.), impedían utilizar el sistema del cajón indio, por lo que la única solución técnica viable era la del cajón de aire comprimido.
 El problema fue resuelto mediante una tecnología que en su tiempo resultó novedosa, y que pasaba por la construcción previa de los pilotes in situ, que servirían para asentar sobre ellos -utilizando campanas con aire comprimido-, un cajón de hormigón armado, que sólo de esta forma podría ser nivelado, dado que el buzamiento de la roca del subsuelo no era uniforme. La totalidad de la superficie quedó dividida en cuatro sectores o cajones que, eso sí, tuvieron que ser enlazados mediante juntas estancas buscando la mayor seguridad posible, dado que en el sótano se tenía que alojar la parte más vital de las instalaciones técnicas. Una vez realizado el trabajo se procedió a inyectar cemento líquido a presión para que rellenase todos los intersticios y así asegurar la estanqueidad del sótano, pues sobre el techo de los cajones tenían que asentarse los motores eléctricos. Entre las ventajas que presentaba este sistema se hallaba el evitar un volumen mayor de excavación sobre fango y roca y minimizar el agotamiento de los obreros que trabajaban en unas condiciones de presión muy elevadas.
 En enero de 1952, próxima ya la terminación de las obras, se elaboró un proyecto adicional para mejorar o corregir algunos detalles, redactado por los ingenieros José Mª. de Soroa y José Inzenga Caramanzana. El proyecto complementario contemplaba la impermeabilización de la cornisa o marquesina exterior con pintura (para evitar la pendiente excesiva por razones estéticas), el revestimiento con plomo del canal de la maquinaria, la construcción de una subcentral de transformación de 440 v. (maquinaria) a 220 v. (el ascensor), los cerramientos de huecos y saneamiento, las obras de urbanización (aceras, bordillos, reposición del adoquinado) y la mejora de la cantería de fachada con revestimiento pétreo y la pintura para la maquinaria 8.
 Las de carácter técnico no fueron las únicas dificultades que hubo de superar la construcción del silo -ejecutada por la empresa Entrecanales y Tavora-, sino también las dificultades de abastecimiento de materiales, común en la época de la posguerra 9.
Aún antes de la conclusión de las obras el silo de Málaga fue exhibido con orgullo por las autoridades franquistas. Una exposición que tuvo lugar en la ciudad, en la que se mostraban maquetas de obras realizadas y proyectos en curso, incluía una del edificio del silo en el interior de una mampara de cristal, situada en un lugar preferente y debidamente adornada 10.

6. Puesta en funcionamiento y reformas posteriores.
En octubre de 1953 ya se hallaba en funcionamiento el silo 11, aunque la inauguración oficial -como recoge una placa existente sobre el cuadro de control-, tuvo lugar el 15 de marzo de 1956, fecha que se aprovechó para dar al silo el nombre de Carlos Reim, en reconocimiento al ministro de Agricultura malagueño que impulsó su construcción.
En 1959, en una de las publicaciones de tono laudatorio que se prodigaban durante el franquismo, se destacaba las cualidades del silo de Málaga, hasta entonces el único construido de los tres silos portuarios proyectados por el S.N.T. Del mismo se resaltaba su capacidad (1.450 vagones) y que había sido construido especialmente para la exportación e importación de granos 12.
 En 1961 se documenta un dato interesante: el ingeniero agrónomo José Mª. de Soroa y Plana, jefe de la Red Nacional de Silos, e Ignacio Fiter Clavé, redactaron un proyecto de reforma de las fachadas del silo, que preveía la sustitución del chapado de piedra, afectado por la humedad, por otro de piedra artificial de Colmenar, realizada con molde perdido de escayola. La obra, considerada como de reparación, no fue ejecutada, pues el aspecto actual del silo es de la textura del cemento pintada, pero resulta interesante que el primer revestimiento -observable en fotografías de los primeros años-, aunque finalmente no funcionase, se adoptó en atención a la cercanía del entorno monumental de la ciudad, algo que en un momento de desarrollo inicial del turismo debía juzgarse importante 13. Lo que sí puede datar de estas fechas es el pavimento de terrazo continuo en el interior, que se encuentra en inmejorables condiciones de conservación.
 Una reforma posterior, que sí fue ejecutada, fue la instalación de una galería para instalaciones mecánicas, cuya construcción fue solicitada por el SNT en julio de 1962 y otorgada la concesión por O.M. de 19 de junio de 1963. El proyecto fue redactado por los ingenieros José del Real Crespo, José Antonio López Jamar y José Mª. de Soroa y Plana 14.
 Las primeras fotografías del silo nos muestran cuatro aspiradores neumáticos que, a modo de potentes grúas, pendían de unas plataformas metálicas situadas a un tercio de altura en su fachada principal. Los buques de gran calado que se acercaban a cargar o descargar se aproximaban de popa, pues las estribaciones rocosas del cerro de Gibralfaro, que se adentran en el mar, impedía por entonces colocarse de estribor o babor para facilitar la maniobra. Los intentos por dragar el muelle acabaron por resentir el mismo, que cedió, y quizás por ello se desistió de la aspiración del grano y se desmontaron los cuatro brazos, condenando al silo a unas operaciones de carga y descarga más lentas. Es probable que en relación con este intento fallido de dragado se encuentre las operaciones de reconstrucción y ampliación del muelle nº. 2, justo delante del silo, que tuvieron lugar en julio de 1963 15.

La conclusión del periodo de racionamiento en 1953, el mismo año de puesta en funcionamiento del silo de Málaga, podría dar lugar a pensar que los silos perdieron utilidad, pero lo cierto es que durante mucho tiempo continuaron siendo un pilar fundamental de la política agraria del gobierno. El Servicio Nacional de Cereales (sustituto del SNT) editaba periódicamente unas publicaciones con estadísticas, informaciones y novedades sobre la red de silos. En la correspondiente a 1970 se contabilizaban en el territorio nacional un total de 543 silos pertenecientes a 16 tipos distintos, a los que había que sumar los almacenes-graneros (261) y los secaderos de grano (15). En concreto, en la provincia de Málaga existían 6 silos, 2 graneros, y otros 2 silos se hallaban en construcción 16. Al del puerto de la capital se le reconocía una capacidad de 14.000 Tm.
 Prueba de la utilidad del inmueble es que durante los años setenta se sucedieron los proyectos para mejorar de su funcionalidad, aunque en algunos casos no se llevasen a cabo. En 1971 se redactó un nuevo proyecto para dotarlo de instalaciones mecánicas de descarga a granel de ferrocarriles, y otro para la instalación de un pórtico neumático con dos torres de aspiración para la carga y descarga de buques. En 1973 se instaló una báscula puente para ferrocarril 17.

7. El silo de Málaga: el reconocimiento de unos valores.
Entre las características del silo de Málaga, en las que se fundamenta su interés, se encuentran sus valores arquitectónicos. Es un edificio muy bien construido y que se encuentra en un excelente estado de conservación, fiel representante de la arquitectura autárquica. El análisis de la documentación generada prueba que sus constructores no pretendieron la mera satisfacción de una necesidad funcional, sino que la estética del mismo y su relación con el entorno monumental de la ciudad se tuvieron muy en cuenta.
 No puede olvidarse que en el proceso de construcción se presentaron problemas inusuales que se solventaron con soluciones también singulares, por lo que su presencia ofrece la indudable ventaja de documentar de forma fehaciente unas técnicas constructivas que se mantienen en constante evolución. Otras edificaciones industriales, como los cargaderos de mineral de Huelva y Almería, solucionaron también, con soluciones novedosas, los problemas que planteaba la cimentación sobre terreno inundado 18, y estas circunstancias se han considerado a la hora de valorarlos y otorgarles protección como patrimonio.
En un proceso de valoración global del silo no puede olvidarse su función de representatividad de la arquitectura industrial en la ciudad, una modalidad escasamente representada a pesar de que Málaga fue -durante la segunda mitad del siglo XIX-, la segunda ciudad industrial del país, inmediatamente detrás de Barcelona. Por otro lado, la tradición comercial de la ciudad antecede, incluso, a la industrial, pues fue éste el carácter que predominó en Málaga desde su fundación por los fenicios, mantenido posteriormente durante los periodos romanos y musulmán, y con un apogeo durante los siglos XVIII y XIX fundamentado en la exportación de cítricos, frutos secos y vinos.
El puerto, cuyos arbitrios incluso permitieron la continuación de las obras de la catedral, constituye el escenario material que asume esta tradición tan ligada a la ciudad, y que ahora corre el riesgo de quedar relegada si su función se decanta exclusivamente hacia el ocio olvidando su propia historia.
 A estos argumentos puede sumarse lo que podríamos definir como valor de uso, fundamentado en las amplias posibilidades de reutilización que ofrece, desde las culturales (se ha propuesto, incluso, un museo sobre el propio silo), hasta las ligadas al ocio.

8. El silo hoy: inmediata desaparición.
 La dinámica de la ciudad y de su economía ha determinado que, desde que se prescindiese del desembarco de crudos, la actividad económica del puerto de Málaga ha decrecido en favor de otros puertos cercanos, como el de Algeciras, especializado en el tráfico de contenedores.
 Siguiendo la misma tendencia de los puertos de Barcelona y Alicante, la Autoridad Portuaria de Málaga decidió transformar los muelles nº. 1 y 2 en un espacio de ocio, en el que la presencia de establecimientos lúdicos, de copas y restauración suponían el componente mayoritario. La empresa inmobiliaria inglesa Chelverton iba a ser la beneficiaria de esta explotación.

En los últimos meses el Ayuntamiento ha hecho público su intención de asumir la ejecución del proyecto, y los cambios que ha introducido suponen una notable mejora sobre las últimas versiones del mismo. La eliminación del multicines y la mayor superficie dedicada a usos culturales en detrimento de los comerciales han supuesto un alivio para los que nos preocupamos ante lo que nos parecía una operación de especulación encubierta.
 Sin embargo, estas mejoras no han incluido la determinación de conservar y reutilizar el silo, una opción sobre la que se han manifestado amplios sectores de la ciudad.
Unos se han decantado a favor de la demolición, y muchos a favor de su recuperación. Los argumentos esgrimidos por la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento en los primeros momentos fundamentados en su mal estado de conservación, se han descartado, pues a través de una serie de visitas en la que han participado instituciones y personalidades se ha podido comprobar el excelente estado de conservación y la plena utilidad de su maquinaria.
 Las reflexiones acerca del silo se dieron por concluidas cuando en el mes de junio de 2002 se hicieron públicos los informes encargados por el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria, el primero valorando negativamente su conservación por su impacto visual, y el segundo, declarando la dificultad técnica y económica para su rehabilitación 19.
 La alternativa aportada por la Autoridad Portuaria, demoler el silo y conservar su maquinaria como un ejemplo de arqueología industrial, demuestra el alejado sentido que posee de lo que es la Arqueología Industrial, así como las escasas posibilidades didácticas que ofrece una maquinaria descontextualizada y al margen del edificio para el que fue diseñada.
 Con la ejecución del proyecto también van a desaparecer los almacenes regionalistas emplazados en la charnela entre los muelles 1 y 2, como han desaparecido ya las grúas que dieron vida a este enclave comercial, de las que no se ha conservado ni siquiera una como testimonio de la tecnología del momento.
 Pero la existencia del silo de la ciudad de Amberes, rehabilitado como museo de arte contemporáneo, nos demuestra que la petición de reutilización que se ha solicitado no es descabellada. Así como que la realidad de otros muchos silos reutilizados, y el tratamiento dado al resto de los elementos de patrimonio industrial de los muelles malagueños, nos ponen de manifiesto que el verdadero problema reside en la menguada concepción patrimonial de algunos de nuestros dirigentes políticos, anclados en la equiparación del patrimonio histórico y cultural con la monumentalidad y las Bellas Artes, al margen de las actuales demandas de la sociedad y de las actuaciones de recuperación que se desarrollan por toda Europa.






1 RAMOS LIZANA, Manuel y SAN MARTÍN MONTILLA, Concha, Con pan, aceite y vino... La tríada mediterránea a través de la historia, Granada, Grupo Editorial Universitario, 1997, pp. 23-35. (volver)
2 LOT, Fernando, "Silo", en Dime como funciona, Barcelona, Argos, 1984, p. 178. Véase también VELÁZQUEZ VELÁZQUEZ, Manuel, Construcción de silos. Teoría y práctica, Madrid, Aguilar, 1962, y VV.AA., "Silo", en Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana vol. 56, Madrid-Barcelona, Espasa-Calpe, 1981. (volver)
3 GARCÍA VAQUERO, Emilio, Edificios industriales agrarios. Diseño y construcción, Madrid, Ediciones Mondi-Prensa, 1979, p.86. (volver)
4 REIMBERT, Marcel y André, Construcción de silos. Teoría y práctica, Madrid, Aguilar, 1962, p.13-130. (volver)
5 Brioso (1945). (volver)
6 Archivo General del Fondo Español de Garantía Agraria (AGFEGA), Asuntos Generales. Proyecto de silo para cereales en el Puerto de Málaga, 1948. (volver)
7 Archivo General de la Autoridad Portuaria (AGAP), 264/3. Agradecemos a D. Zacarías Reina, responsable del archivo, y al resto del personal, su amabilidad y disponibilidad para facilitar nuestra investigación. (volver)
8 AGAP 265/7. Proyecto Adicional al del Silo para Cereales en el Puerto de Málaga, enero de 1952. (volver)
9 Tomás Lóring, distribuidor de la empresa Cementos Goliat, que suministró este material, refiere que ante la escasez de cemento las obras del silo tenían prioridad, y que los constructores de la ciudad aceptaban resignados el desabastecimiento conscientes de la necesidad del silo para paliar el hambre de la posguerra. (volver)
10 La exposición tuvo lugar en las salas de los cuartos de Granada de la Alcazaba, recién reconstruida, entre el 19 de julio de 1950 y el 4 de octubre del mismo año. Agradezco a Inmaculada Hurtado y Antonio Santana esta referencia. (volver)
11 En octubre de 1953 el ingeniero director, José Inzenga, elaboraba el proyecto de liquidación del silo. AGAP 680. (volver)
12 Veinte años de paz en el Movimiento Nacional bajo el mando del Caudillo, Málaga, Jefatura Provincial del Movimiento, 1959, p. 39. Se refería también a la construcción del silo de Antequera (julio 1953), el granero de Ronda (julio 1953) y el de Campillos (octubre 1953). Según esta publicación el presupuesto de liquidación ascendió a 34.950.863'45 ptas., superior al inicialmente proyectado. (volver)
13 AGAP 264/, Proyecto de Reforma de las fachadas del silo de Málaga, octubre de 1961. La piedra artificial estaría compuesta de cemento blanco, cemento gris, cal, redondos metálicos de 5 mm. y 4 anillas de tela metálica. El nuevo revestimiento se aplicaría sobre una malla metálica previamente fijada al muro exterior, y con la nueva piedra se simularía el despiezo de las pilastras, arcos y paños. (volver)
14 AGAP 687/1. Estaba presupuestado en 6.987.959'15 ptas. (volver)
15 Un puerto llamado Málaga. Fotografías para una historia (1850-1990), Málaga, Junta de Obras del Puerto y Ministerio de Obras Públicas y Transportes, 1990, p. 94-95. (volver)
16 Red Nacional de Almacenamiento del Servicio Nacional de Cereales, Madrid, Ministerio de Agricultura, 1970, pp. 54-55 y 95. Véase también Red de almacenamiento, Madrid, Servicio Nacional de Productos Agrarios, Ministerio de Agricultura, 1978. (volver)
17 AGAP 687/3, 687/4 y 687/5. (volver)
18 GONZÁLEZ VÍLCHEZ, Miguel, "El muelle de Riotinto en Huelva. Una referencia", en VV.AA., El Cargadero de Mineral. Una apuesta de futuro, Almería, Instituto de Estudios Almerienses, 2001, pp. 62-63. (volver)
19 Diario Sur, 7 de mayo y 2 de junio de 2002. (volver)





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